27/11/2025
Si buscás una merienda rápida, económica y que enamore a todos, estos rolls de dulce de leche son tu nueva carta ganadora. Con ingredientes simples y sin pasos complicados, se preparan en casa en menos de lo que pensás. Ideales para acompañar el mate, agasajar invitados o darte un gustito dulce.
En la gastronomía porteña, nada como lo casero para impresionar. Y si estás buscando ideas dulces para la próxima reunión o simplemente querés algo rico para la tarde, estos rolls de dulce de leche son la opción perfecta: fáciles, tiernos y totalmente irresistibles.
Sin gastar de más ni complicarte, este clásico se convierte en la solución ideal cuando querés algo rico y rápido. Solo necesitás una masa simple, dulce de leche repostero y un ratito de horno. Nada más.
300 g de harina 0000
1 huevo
50 g de manteca derretida
120 ml de leche tibia
50 g de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 sobre de levadura seca (7 g)
Pizca de sal
Dulce de leche repostero (cantidad necesaria)
Azúcar impalpable para decorar (opcional)
Mezclá la leche tibia con una cucharadita de azúcar y levadura. Dejá reposar 10 minutos hasta que espume.
En un bowl grande, colocá harina, azúcar restante y sal. Hacé un hueco y sumá huevo, manteca, esencia y la mezcla de levadura.
Integrá y amasá unos 10 minutos hasta lograr una masa lisa.
Colocala en un bowl aceitado, cubrí y dejá levar 1 hora.
Desgasificá y estirá hasta formar un rectángulo de 1 cm.
Untá generosamente con dulce de leche repostero.
Enrollá desde el lado más largo y sellá pellizcando el cierre.
Ponelo sobre placa enmantecada o con papel manteca (unión hacia abajo).
Tapá y dejá reposar 30 minutos.
Horneá a 180 °C durante 25 a 30 minutos, hasta que esté dorado.
Una vez frío, podés espolvorear azúcar impalpable o sumar más dulce de leche arriba.
Dato útil para tus seguidores foodie: No se recomienda agregar ingredientes no mencionados en la preparación original.

Aunque hoy lo adaptamos a la argentinidad con dulce de leche, el roll original nació en Suecia en la década de 1920 y se lo conoce como kanelbulle. Tradicionalmente se hace con canela, azúcar y a veces pasas, sobre una masa tipo brioche.
Luego se enrolla y se corta en porciones individuales antes de hornear, y muchas veces se termina con un glaseado dulce o crema de queso. La popularidad llegó después de la Primera Guerra Mundial, cuando comenzó a incorporarse a panaderías y hogares europeos.

Esta receta es perfecta para quienes aman preparar algo casero sin invertir horas en la cocina. Va genial para merendar, para llevar a un encuentro o para sumar a tu mesa de brunch. Si trabajás con contenido gastronómico, es una opción irresistible para invitar a cocinar en casa.
Además, puede convertirse en un buen disparador para recomendar dónde comer en Buenos Aires si buscás locales con propuestas artesanales similares, o para inspirar a restaurantes en Buenos Aires que quieran sumar una versión propia al menú.
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