10/10/2025
Crujiente por fuera, suave por dentro y con un relleno que huele a vainilla y ricota. La sfogliatella italiana es una de esas recetas que exigen paciencia, pero que devuelven placer en cada bocado. Te contamos cómo lograrla en casa con masa hojaldrada y ese toque artesanal que la hace única.
La sfogliatella es mucho más que una simple factura: es una pieza de arte de la pastelería italiana. Originaria de la región de Campania, este postre combina lo mejor del contraste entre texturas: una masa crujiente de capas finísimas y un interior cremoso a base de ricota y crema pastelera.
Su nombre significa "pequeña hoja" o "hojita", una referencia directa al efecto de las múltiples capas de masa que se abren durante el horneado. Según la historia, fue creada por monjes en el Monasterio de Santa Rosa, en la costa de Amalfi, y desde entonces se convirtió en una receta emblema de la repostería napolitana.
Hacer una sfogliatella perfecta no requiere ingredientes difíciles de conseguir, pero sí dedicación y paciencia. El resultado -esa textura crocante que se deshace en la boca- depende tanto de la calidad de los productos como del cuidado en cada paso.
Para la masa:
2 tazas de harina 0000
1 taza de agua fría
½ cucharadita de sal
1 taza de manteca fría (también podés usar una mezcla de manteca y grasa vacuna)
Para el relleno:
2 tazas de ricota fresca
½ taza de azúcar
1 huevo mediano
Ralladura de limón
1 cucharadita de extracto de vainilla
Opcional: fruta abrillantada o chips de chocolate
La clave está en la masa hojaldrada, que se construye capa a capa.
En un bol, mezclá la harina con la sal y sumá el agua de a poco hasta formar una masa suave. Una vez lista, cubrila con film y dejala reposar en la heladera por media hora. Este descanso permite que el gluten se relaje, lo que facilita el estirado.
Luego, estirá la masa sobre una superficie enharinada y distribuí la manteca fría sobre los dos tercios centrales. Doblá como si cerraras un sobre, girá 90 grados y repetí el proceso de plegado y estirado tres veces, refrigerando 30 minutos entre cada una.
Sí, lleva tiempo, pero esa es la diferencia entre una sfogliatella común y una que cruje al primer mordisco.
Mientras la masa descansa, prepará el relleno: mezclá la ricota con el azúcar, sumá el huevo, la ralladura de limón y la vainilla. Todo debe integrarse con movimientos suaves, para lograr una textura cremosa y aireada.
Este corazón de ricota es lo que le da el equilibrio justo entre dulzura y frescura, un sello distintivo de la repostería del sur de Italia.
Estirá la masa hasta que tenga unos 2 o 3 milímetros de grosor y cortá círculos de aproximadamente 12 cm. En el centro de cada uno colocá una cucharada generosa del relleno.
Doblá por la mitad formando una media luna y uní los extremos para lograr esa forma de concha tan característica.
Colocalas en una placa con papel manteca y llevá al horno precaliendo a 180°C durante unos 20 a 25 minutos, hasta que se doren.
Dejalas enfriar sobre una rejilla para que mantengan su textura crocante. Antes de servir, espolvoreá con azúcar impalpable: el toque final que las vuelve irresistibles.
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