Jorge Costa, uno de los socios fundadores del espacio gastronómico, explicó cómo la reutilización de fulones no solo dio forma a la estructura y los espacios, sino que también inspiró la estética, el concepto general y la marca del lugar. Los enormes barriles recuperados de una curtiembre de 1890 sirvieron de inspiración para las formas curvas y circulares presentes en el diseño del lugar. Costa destacó que se reutilizó el 100% de los materiales de los fulones, dando vida no solo a los locales, la cocina y el bar, sino también a las mesas, barras, artefactos de iluminación y demás mobiliario. Este enfoque permitió crear una ambientación amena y cálida, con líneas y colores básicos. Costa enfatizó que se reutilizaron y resignificaron muchos materiales en la construcción de todos los espacios, con el objetivo de lograr un ambiente distinto y creativo, acompañado de buena comida, tragos, vinos y café de excelente calidad. Cada detalle fue cuidadosamente pensado para ofrecer una experiencia única en un lugar de San Isidro que buscaba renovación.
Costa describió el emprendimiento como una apuesta, especialmente debido a la planificación de un proyecto completamente nuevo, con una marca y una propuesta original en una zona donde este tipo de locales no son comunes. Destacó que, más allá de las cuatro propuestas principales desde el punto de vista gastronómico, lo más desafiante fue la creación de un proyecto integral y único.
En cuanto al proceso de desarrollo, mencionó que comenzaron centrándose en las distintas alternativas que querían incluir en el proyecto, tanto por su propia iniciativa como por las oportunidades y necesidades identificadas en la zona. A partir de una idea inicial, trabajaron en el diseño de la marca y el concepto, encontrando gradualmente la convergencia de las diferentes propuestas en una sola que dio forma al proyecto final.
En cuanto al espacio en sí, destacó la abundante iluminación natural y la presencia del verde de los árboles y las plantas en todos los ambientes. Por la noche, la iluminación crea una atmósfera cálida que agrega intimidad al lugar.
Fulón ofrece una variedad de espacios, tanto privados como abiertos, con el objetivo de brindar diversas experiencias. Cuenta con tres terrazas para eventos privados o públicos, un patio central con un bar circular y un escenario, así como jardines en la parte trasera, algunos más exclusivos que otros. Además, en el frente del local se encuentran una cafetería y una vinoteca, destinadas a catas, degustaciones, comidas y eventos más pequeños.
Costa también mencionó que Fulón es el resultado de la combinación de experiencias de los dos socios fundadores, él mismo y Javier Zaldívar, junto con un diseñador de espacios gastronómicos y un especialista en estrategias comerciales.