29/10/2025
Este fermentado a base de repollo no solo es el acompañante perfecto para carnes y embutidos, sino también un aliado de la digestión. Con apenas dos ingredientes, el chucrut se gana su lugar entre los básicos de la cocina saludable y gourmet.
El chucrut es uno de esos alimentos que sobreviven al paso del tiempo. A base de repollo y sal, este clásico fermentado combina acidez, textura crocante y aroma intenso, logrando un sabor que se volvió indispensable en las cocinas del mundo... y también en la gastronomía porteña.
Aunque muchos lo asocian con Alemania, su historia es mucho más antigua. Hace más de 2.000 años, los constructores de la Gran Muralla China ya fermentaban vegetales para conservarlos durante el invierno. Con los siglos, la técnica viajó hacia Europa y fue adoptada por distintas culturas, hasta transformarse en el clásico alemán que conocemos hoy.
Además de su sabor inconfundible, el chucrut es un alimento lleno de beneficios. La fermentación natural potencia las vitaminas C y K, y genera probióticos que fortalecen la flora intestinal. Por eso, muchos lo consideran un "superalimento" que ayuda a mejorar la digestión y el bienestar general.
Perfecto para acompañar carnes asadas, embutidos o picadas, este fermentado también puede sumarse a ensaladas o platos fríos, aportando un toque ácido y refrescante que realza cualquier preparación.

Preparar chucrut en casa es mucho más fácil de lo que parece. Solo necesitás un repollo blanco, sal gruesa y un poco de paciencia.
Ingredientes (para 4 personas):
1 repollo blanco mediano (aproximadamente 1 kilo)
1 cucharada sopera de sal gruesa
1 cucharadita de semillas de alcaravea (opcional)
Paso a paso:
Retirá las hojas exteriores del repollo y guardá una o dos.
Cortá el resto en tiras finas y colocalo en un bol grande.
Agregá la sal y masajeá con las manos durante unos 10 minutos, hasta que el repollo libere su jugo natural.
Si querés, sumá las semillas de alcaravea para darle un toque más aromático.
Transferí la mezcla a un frasco de vidrio, presionando bien para eliminar el aire. El líquido debe cubrir por completo el repollo.
Tapá sin ajustar demasiado y dejá fermentar entre 5 y 7 días en un lugar oscuro.
Una vez que logre el punto de acidez que te gusta, cerralo herméticamente y guardalo en la heladera.
En tiempos donde la gastronomía porteña celebra lo artesanal y lo natural, el chucrut encontró su lugar. Muchos restaurantes en Buenos Aires lo suman como acompañamiento de carnes o platos de autor, y no faltan quienes se animan a prepararlo en casa.
Su éxito radica en lo simple: pocos ingredientes, mucha tradición y un resultado que sorprende. En una ciudad donde siempre se busca algo nuevo para comer en Buenos Aires, el chucrut se impone como una vuelta a lo esencial, al sabor de lo hecho con tiempo y paciencia.
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