07/07/2025

bodegones

Un clásico bajo tierra: el bodegón oculto en el corazón porteño

Fundado en 1961, La Pipeta es mucho más que un restaurante: es un viaje al pasado gastronómico de Buenos Aires. Ubicado en el subsuelo de un edificio patrimonial a metros del Obelisco, este bodegón es un secreto a voces entre oficinistas, turistas y nostálgicos del buen comer. Con porciones generosas, platos tradicionales y una atmósfera que resiste al paso del tiempo, es una parada obligada para quienes buscan sabores porteños en estado puro.

El encanto de lo escondido: una joya bajo el Microcentro

En una ciudad donde lo nuevo muchas veces tapa lo valioso, hay rincones que siguen fieles a su esencia. Uno de ellos es La Pipeta, un restaurante que funciona bajo tierra desde hace más de 60 años, en pleno Microcentro porteño, y que se convirtió en refugio tanto de turistas curiosos como de habitués de toda la vida.

La experiencia comienza apenas se baja la escalera del Edificio Argentino, una construcción reconocida como patrimonio histórico de la Ciudad. Lo que espera abajo no es un local moderno ni un restaurante de autor, sino un auténtico bodegón porteño, con mozos que conocen el menú de memoria, paredes llenas de historias y platos que salen humeantes y abundantes.

Dónde queda y cómo llegar

La Pipeta se encuentra en San Martín 498, casi esquina Lavalle, a solo cinco cuadras del Obelisco. Su ubicación lo convierte en un punto estratégico para una parada gastronómica entre paseos por el Casco Histórico, galerías del Microcentro o una caminata por la calle Florida.

Cómo llegar:

  • Subte línea B (estación Florida) o línea C (estación Lavalle).

  • Colectivos que pasan cerca: 23, 115, 130, 140, 146 y muchos más.

  • Abierto de lunes a sábado, de 11 a 1 de la madrugada, ideal tanto para almuerzos rápidos como cenas relajadas después del teatro o el cine.


Qué pedir: tradición en estado puro

La carta de La Pipeta es una declaración de principios: cocina porteña, sin vueltas ni modas. Las entradas proponen un recorrido por los sabores de toda la vida: buñuelos de acelga como los de la abuela, bastoncitos de muzzarella, tortilla de papas o una Tabla Pipeta que mezcla todo lo que uno espera de un bodegón.

Entre los platos principales, las carnes a la parrilla son protagonistas:

  • Bife de chorizo Pipeta, con guarnición completa.

  • Entraña para dos, con papas pay y jamón crudo.

  • Parrillada Especial, un festín con todo lo clásico del asado argentino.

También hay pastas caseras, milanesas napolitanas que desbordan el plato, supremas Maryland, pollo al ajillo y costillas de cerdo a la riojana. Para quienes prefieren pescado, el filet de merluza a la romana es una opción más liviana pero igual de sabrosa.

¿Y los postres? Inolvidables: flan mixto, panqueques con dulce de leche, tiramisú casero y la Tarantela a lo Farfán, una joya dulce que tenés que probar al menos una vez.


Una experiencia que va más allá del plato

Comer en La Pipeta es sentarse a la mesa con Buenos Aires. La decoración sobria, el ambiente subterráneo y los mozos de toda la vida generan una sensación de intimidad y nostalgia. Es el típico lugar donde te hablan de "la milanesa con fritas" como si fuera un ritual, y donde los platos llegan con ese aroma que transporta directo a los almuerzos de domingo en familia.

Es también un espacio donde el tiempo parece haberse detenido, en el mejor sentido: acá no hay pretensión, hay tradición. Y eso se valora, especialmente en una ciudad que cambia todo el tiempo.

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