16/07/2025

bodegones

Club Eros: el bodegón escondido en Palermo que guarda una joya de la cocina porteña

En una Buenos Aires donde conviven la alta cocina y las propuestas gourmet de moda, los bodegones de barrio siguen siendo la postal más entrañable de la ciudad. Uno de ellos, ubicado dentro del Club Social y Deportivo Eros, es Club Eros, un restaurante con más de 25 años de historia que se mantiene fiel a su esencia: platos abundantes, cocina casera y precios accesibles. Ideal para turistas que quieren probar la verdadera cocina porteña sin protocolos ni poses.

Una esquina bien porteña en el centro de Palermo

A solo unas cuadras de Plaza Italia y la movida gastronómica de Palermo Soho, Club Eros ofrece una experiencia distinta: entrar a un comedor sencillo, con paredes de azulejos, ventiladores de techo, mozos que se saben los pedidos de memoria y una atmósfera barrial difícil de encontrar en una ciudad que no para de cambiar.

Lo que lo hace aún más especial es su ubicación: funciona dentro del Club Eros, una institución deportiva del barrio, lo que le suma ese aire auténtico de club social de toda la vida.

Dirección: Uriarte 1609, Palermo.
Horario: todos los días de 12 a 16 h y de 20 a 00 h.
Precio promedio por persona: $7.000 a $10.000 (julio 2025), dependiendo del plato principal y bebida.

Milanesas XL, sorrentinos caseros y postres que te abrazan

La carta de Club Eros es tan sencilla como efectiva: milanesas que desbordan el plato, pastas con estofado bien casero, papas fritas crocantes, bifes con papas a la provenzal, pizzas al molde y clásicos como berenjenas al escabeche y queso y batata.

Los imperdibles de la casa:

  • Milanesa napolitana (con papas fritas, por supuesto).

  • Sorrentinos con estofado de carne.

  • Bife máster: jugoso, tierno y en porción generosa.

  • Tarantela de crema, flan con dulce y budín de pan.

Los postres merecen una mención aparte: caseros, dulces, bien porteños y servidos sin vueltas. Lo justo para cerrar una comida que no necesita más que honestidad y sabor.

Comer como en casa (pero mejor)

Sentarse a comer en Club Eros es como volver a los almuerzos en casa de la abuela: olor a comida recién hecha, platos generosos, mozos con oficio y una tranquilidad que contrasta con el ritmo acelerado del barrio. Acá no hay decoración minimalista ni vajilla importada: hay tradición, porciones que se comparten y un menú que no cambia porque no necesita cambiar.

El salón suele llenarse al mediodía de oficinistas, vecinos y turistas curiosos que descubren este lugar casi por casualidad. Pero el secreto ya está corriendo: quien prueba Club Eros, vuelve.

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