15/10/2025
Cada vez más familias en Buenos Aires eligen la carne de cerdo para el día a día. Es sabrosa, versátil y rendidora, con cortes ideales para milanesas, guisos o la parrilla. Descubrí cuáles son los más recomendados y cómo aprovecharlos al máximo.
Durante años, el cerdo fue protagonista de celebraciones y asados especiales. Pero eso cambió: hoy forma parte de la cocina cotidiana. No solo porque su sabor conquista, sino también porque es una opción más económica y saludable frente a la carne vacuna.
Desde Hoy Cerdo destacan que este tipo de carne aporta proteínas de alta calidad y aminoácidos esenciales que ayudan al mantenimiento muscular. Además, su grasa es mayormente insaturada -como la del aceite de oliva-, y contiene minerales importantes como hierro y potasio.
El resultado: un alimento nutritivo, liviano y con múltiples formas de preparación, ideal para quienes buscan variedad sin gastar de más.
La pierna trasera del cerdo guarda verdaderas joyas culinarias. Son cortes frescos, tiernos y fáciles de cocinar, perfectos para quienes disfrutan experimentar en la cocina.
Peceto de cerdo:
Un corte alargado, magro y muy versátil. Queda increíble al horno con hierbas y verduras, pero también se puede hervir y prensar como fiambre casero o cortar en medallones con salsas suaves.
Bola de lomo:
Tierna y rendidora, ideal para milanesas o escalopes. También se puede usar en cubos para brochetas o salteados rápidos, una opción práctica para comidas de todos los días.
Nalga:
Tan adaptable como su versión vacuna. Es perfecta para milanesas, bifes a la plancha o tiras salteadas. Si se va al horno, conviene sellarla antes para mantener los jugos.
Cuadrada:
Más firme, pero de sabor intenso. Brilla en guisos y estofados de cocción lenta. También se puede usar molida para empanadas, hamburguesas o albóndigas caseras.
Cuadril:
Un clásico versátil que rinde muy bien tanto al horno como a la parrilla. En tiras finas, se transforma en una excelente opción para salteados o rellenos.
Tortuga:
De fibras firmes, se presta a cocciones largas como carnes al vino o estofados. Si se cocina con paciencia, se vuelve tierna y llena de sabor.
A diferencia de la carne vacuna, el cerdo requiere menos tiempo de cocción. El punto justo se alcanza a unos 70 °C, cuando los jugos internos toman un color caramelo claro.
Algunos consejos infalibles para lograr resultados perfectos:
Sellar las piezas grandes antes de hornear, para conservar los jugos y potenciar el sabor.
Marinar con hierbas, ajo o vino para sumar humedad y aroma.
Dejar reposar la carne unos minutos después de cocinarla, permitiendo que los jugos se redistribuyan.
Con estos simples pasos, cualquier plato de cerdo puede transformarse en una experiencia digna de restaurante.
La carne de cerdo dejó de ser "la opción de las fiestas" para convertirse en una aliada diaria. Con cortes magros, prácticos y rendidores, se adapta a todo tipo de recetas: desde una milanesa casera hasta un guiso con perfume de vino.
Además, su precio accesible y su perfil saludable la posicionan como una de las carnes favoritas dentro de la gastronomía porteña.
En definitiva, el cerdo ofrece una combinación difícil de igualar: sabor, nutrición y versatilidad, todo en un solo plato.
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