Villa Crespo fue incorporado oficialmente al circuito del Bus Turístico de la Ciudad de Buenos Aires, lo que marca un nuevo hito en la expansión de los recorridos tradicionales. Con la parada número 22, ubicada en Thames al 700, el barrio se integra al mapa de los destinos imperdibles para quienes visitan la capital argentina y buscan una experiencia más auténtica, cultural y cercana a la vida cotidiana porteña.

Con calles adoquinadas, un marcado espíritu bohemio y una identidad profundamente arraigada en la historia de la ciudad, Villa Crespo se presenta como una alternativa al clásico circuito Palermo-Recoleta. Su ubicación estratégica, entre Chacarita y Palermo, lo convierte en un punto ideal para quienes desean explorar barrios con carácter propio, lejos del turismo masivo, pero con una oferta cada vez más diversa y atractiva.

Uno de los grandes impulsores del crecimiento turístico del barrio fue la apertura del Movistar Arena, que atrae mensualmente a miles de personas por sus shows nacionales e internacionales. Este espacio cultural y de entretenimiento consolidó a Villa Crespo como un lugar de encuentro, no solo para amantes de la música, sino también para quienes desean explorar la zona antes o después de cada espectáculo.

Además, los murales y el arte urbano que decoran sus calles -entre ellos, los dedicados a los 120 años del Club Atlanta, símbolo de pertenencia del barrio- refuerzan una identidad visual propia y ofrecen postales ideales para quienes recorren la ciudad cámara en mano.

La reciente incorporación al Bus Turístico facilita el acceso para más de 30.000 turistas que eligen esta modalidad para descubrir Buenos Aires. Ahora podrán bajar en la nueva parada "Villa Crespo-Mercat" y recorrer sus calles, visitar galerías de arte, asistir a pequeñas salas teatrales y conocer la historia viva que late en cada rincón del barrio.

Según datos del Ente de Turismo porteño, Villa Crespo muestra un crecimiento sostenido en la cantidad de visitantes, atraídos por su combinación única de tradición barrial, propuestas culturales emergentes y una movida nocturna vibrante. Más allá de sus opciones gastronómicas, que también son un atractivo, el verdadero valor del barrio está en su capacidad de ofrecer una experiencia turística genuina, lejos del circuito turístico tradicional pero a pasos de él.