Un concepto cinematográfico

Desde su apertura, Uptown Bar fue noticia. ¿El gancho? Para entrar, hay que pasar por lo que simula ser una estación de subte neoyorquina: molinetes, carteles en inglés, grafitis, luces tenues y un andén falso que esconde un bar elegante en el subsuelo. Todo el diseño estuvo a cargo del escenógrafo de películas como Nueve Reinas o El secreto de sus ojos, lo que explica por qué la ambientación parece salida de una serie de HBO.

Durante sus primeros años, fue uno de los lugares más "instagrameables" de Buenos Aires. Pero con el tiempo, la magia visual empezó a chocar con la experiencia real.

¿Qué dicen las críticas?

A pesar de su fama, las reseñas en Google y TripAdvisor están plagadas de quejas repetidas:

• Precios excesivos: cócteles que superan los $15.000 sin justificación en calidad.

• Demoras eternas: largas filas para ingresar, incluso con reserva.

• Atención deficiente: mozos desbordados, mala predisposición y servicio lento.

• Ambiente sobrevalorado: muchos clientes sienten que es más "show visual" que una experiencia de bar auténtica.

• Música demasiado fuerte: difícil conversar, incluso entre personas sentadas una al lado de la otra.

Algunos usuarios directamente lo definen como "una trampa para turistas".

¿Vale la pena visitarlo?

Todo depende de lo que busques. Si querés sacarte una buena foto y vivir una experiencia estética diferente, puede ser un buen plan para una sola vez. Pero si buscás buena coctelería, atención de calidad o pasar un rato relajado con amigos, hay opciones mejores en la misma zona, y a menor precio.

Uptown no es un mal bar en términos absolutos, pero promete más de lo que cumple. Su concepto escenográfico es original, pero para muchos no logra sostenerse cuando la atención, los precios y la calidad del producto no están a la altura.

Uptown es el típico caso de un bar que rompe las redes pero divide en la experiencia real. Una gran idea con una ejecución que no convence a todos. A veces, en el mundo de la noche porteña, lo que brilla en Instagram no siempre brilla en el vaso.