Un clásico porteño que nunca pasa de moda

En Sarmiento 1334, dentro del histórico Club del Progreso, funciona uno de los restaurantes en Buenos Aires más emblemáticos: El Progreso, reconocido como el bodegón más antiguo de Sudamérica. Con salones amplios, lámparas antiguas y esa atmósfera que remite al espíritu de los viejos comedores porteños, el lugar volvió a estar en boca de todos por su propuesta estrella: la merienda libre.

A $15.000 por persona, esta opción se convirtió en una de las más elegidas por quienes buscan gastronomía porteña abundante, accesible y con aire de tradición.

La merienda libre que se volvió viral

Lo que distingue a El Progreso no es solo su antigüedad ni su ambientación histórica: su formato de mesa libre es el verdadero imán. En los últimos años, esta propuesta se transformó en un clásico de las tardes porteñas, ideal para familias, grupos de amigos o quienes buscan un plan económico en el corazón del Centro.

La dinámica es simple: uno se sirve lo que quiere, repite sin límite y combina dulce, salado e infusiones como si fuera un buffet de tarde.

¿Qué incluye la merienda de El Progreso?

La mesa libre ofrece opciones para todos los gustos, con preparaciones típicas de los bodegones tradicionales:

Para los fanáticos de lo dulce

• Facturas variadas

• Tortas caseras

• Budines

• Pastelitos

• Panqueques con dulce de leche

• Waffles recién hechos en el momento

Este último punto -los waffles humeantes, preparados al instante- es uno de los grandes favoritos y suele desaparecer en varias rondas.

Para quienes prefieren lo salado

• Sándwiches de miga

• Pizza

• Panes artesanales

• Fiambres

• Tortillas

• Buñuelos

• Empanadas

Todo está dispuesto para servirse sin límite, y la variedad permite armar desde un picoteo liviano hasta una merienda que roza la categoría de comida completa.

Bebidas ilimitadas para acompañar

La propuesta incluye además una barra de bebidas para servirse tantas veces como se desee:

• Café

• Té

• Jugos

• Yogur

Este detalle vuelve la experiencia aún más atractiva para quienes buscan un plan rendidor y económico, especialmente en una zona donde no siempre es fácil encontrar opciones accesibles para merendar.

Un bodegón con historia en cada rincón

El Progreso no solo ofrece buena comida: también ofrece un ambiente que respira historia. El restaurante funciona en la planta alta del Club del Progreso, una institución fundada en 1852 y frecuentada a lo largo del tiempo por personalidades de la política, la literatura y la cultura argentina.

Los salones conservan ese estilo tradicional que hoy se siente nostálgico y reconfortante: madera oscura, lámparas antiguas, manteles clásicos y un aire solemne que lo hace único dentro del circuito gastronómico de la ciudad.