El boom de las papas crocantes: una receta que enamora en Buenos Aires

En una ciudad donde la buena comida es protagonista, las papas crocantes con queso parmesano se ganan un lugar especial. Ya no son solo una guarnición: con esta receta, pasan al centro de la escena, ideales para compartir en una picada entre amigos, como entrada gourmet o simplemente para acompañar una buena carne al horno o una milanesa casera.

La textura crocante por fuera, el interior cremoso y ese toque salado del queso parmesano recién gratinado hacen de este plato una experiencia que despierta todos los sentidos. Lo mejor: no necesitás ser chef ni gastar una fortuna. Solo se trata de elegir buenas papas, condimentar con inteligencia y confiar en el poder del horno.

Ingredientes simples, sabor garantizado

Para esta receta vas a necesitar:

• 4 papas medianas (ideales las variedades Russet o Yukon Gold, pero cualquier papa firme funciona bien)

• 2 cucharadas de aceite de oliva

• 1 cucharadita de ajo en polvo

• ½ cucharadita de pimentón dulce o ahumado (opcional)

• Sal y pimienta a gusto

• ½ taza de queso parmesano rallado (si es fresco, mucho mejor)

• Perejil fresco picado para decorar (opcional)

Paso a paso: cómo lograr el dorado perfecto

1. Prepará el horno: precalentalo a 220?°C y cubrí una placa con papel manteca o una lámina de silicona.

2. Cortá las papas: podés pelarlas o dejarlas con cáscara, según tu gusto. Cortalas en gajos o rodajas finas.

3. Hervilas brevemente: cocinalas en agua con sal por 5 a 7 minutos. Queremos que estén apenas blandas.

4. Condimentá: en un bol mezclalas con aceite de oliva, ajo en polvo, sal, pimienta y pimentón.

5. Distribuí en la placa: que no se encimen, así quedan crocantes.

6. Espolvoreá el parmesano: generosamente. Si querés más crocante, podés agregar más queso en los últimos 5 minutos.

7. Horneá por 25 a 35 minutos, dándolas vuelta a mitad de tiempo para un dorado parejo.

8. Terminá con perejil fresco y servilas bien calientes.

Una receta versátil que se adapta a tu mesa

Este plato es mucho más que una simple guarnición. Podés servirlo como snack con alioli, ketchup casero, salsa barbacoa o incluso una mayonesa con limón. También funciona excelente como entrada de una cena informal, acompañado de una copa de vino blanco o una cerveza artesanal bien fría, ideal para una noche con amigos en casa.

¿Lo mejor? Es apto para todas las estaciones. En invierno, combina perfecto con una carne al horno o una sopa cremosa. En verano, va de la mano con una ensalada fresca o una tabla de quesos.