10/06/2025
En la Argentina la pizza es una pasión, pero hay un detalle que pocos tienen en cuenta: cómo cortarla correctamente. Usar los utensilios inadecuados puede afectar la textura, la presentación e incluso el sabor. En esta nota te contamos qué recomienda la tradición italiana, cuántas porciones debe tener cada tipo de pizza y qué herramientas son ideales para que tu próxima porción sea perfecta.
Cortar una pizza parece una acción simple, casi automática. Pero quienes amamos la buena comida sabemos que los detalles importan, y mucho. En este caso, el instrumento que usamos para dividir las porciones puede hacer la diferencia entre una experiencia perfecta... o una pizza desarmada, fría o mal presentada.
La costumbre en muchos hogares porteños es agarrar cuchillo y tenedor, sobre todo si se trata de una pizza servida a la piedra o con abundante muzzarella. Pero según expertos en gastronomía italiana, como los cocineros del canal Lionfield, eso es un error: el cuchillo común suele romper la masa, arrastrar los ingredientes o dejar bordes mal cortados. ¿El resultado? Porciones desparejas y platos menos disfrutables.
La opción ideal es el clásico cortapizzas con rueda, que se consigue fácilmente en cualquier bazar porteño. Tiene filo, es liviano, fácil de maniobrar y permite cortes limpios sin aplastar la masa ni arruinar el topping. Hay de varios tamaños para adaptarse al diámetro de la pizza.
Otra alternativa, cada vez más usada en pizzerías modernas de Buenos Aires, son las tijeras de cocina, especialmente recomendadas para pizzas finitas o estilo romana, donde un corte limpio hace lucir los ingredientes.
Eso sí: si la pizza está fría o la masa es gruesa, lo mejor es volver al cortapizzas o usar un cuchillo de filo liso. Nada de serrucho.
Otro detalle que muchos no tienen en cuenta y que puede cambiar la experiencia en reuniones o deliverys:
Pizza chica: entre 6 y 8 porciones.
Pizza mediana: no más de 10.
Pizza grande o familiar: hasta 12 cortes es lo recomendado.
Esto no solo busca equilibrio visual, sino también que todos puedan probar un bocado decente (y repetir, claro).
¿Por qué todo este lío por un corte? Porque una pizza mal cortada se enfría más rápido, se desarma en el plato y hasta pierde parte del relleno en el camino. Si alguna vez viste una porción sin queso porque se quedó pegado al lado... ya sabés de qué hablamos.
En cambio, con un buen corte, cada porción conserva su forma, su temperatura y su magia. La pizza entra por los ojos, sí, pero también por cómo la sostenés, cómo la doblás (¿estilo napolitano?) y cómo la disfrutás. El corte correcto es parte del ritual.
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