05/06/2025
En pleno centro de Avellaneda, a pasos de la avenida Hipólito Yrigoyen, se esconde El Viejo Cañón, una parrilla con alma de almacén, corazón de bodegón y una historia que parece sacada de una novela: durante una reforma, encontraron restos bélicos del siglo XIX bajo sus cimientos. Hoy, ese mismo lugar ofrece picadas abundantes, carnes al fuego, pescados frescos y una atmósfera que te transporta en el tiempo, sin dejar de lado el paladar. Tradición, sabor e identidad bonaerense en cada plato.
El Viejo Cañón nació como un modesto almacén de bebidas en los años 40, pero con el paso del tiempo se transformó en una parrilla legendaria del sur del conurbano. Dos hermanos fueron los responsables de convertirlo en un punto de encuentro rebelde, donde hasta se servía "cerveza prohibida" en épocas donde el control estatal era rígido.
El hallazgo de balas de cañón, bayonetas y cartuchos enterrados durante una obra reciente confirmó lo que se rumoreaba: que el lugar se ubica en una zona clave de antiguos enfrentamientos en la historia argentina. Ese descubrimiento le dio nombre y esencia al restaurante: El Viejo Cañón no es solo un guiño decorativo, sino una pieza real que podés ver junto a tu mesa mientras esperás la picada.
Parrillada completa: asado, chinchulines, riñones, mollejas, pollo, costillitas de cerdo, chorizo y morcilla. Acompañada de papas fritas y vegetales grillados como morrón, cebolla y zucchini.
Selección de cortes premium: entraña, bondiola, colita de cuadril, pollo y cordero con guarniciones creativas como puré de calabaza, ajo confitado, porotos a la provenzal o cebollas al malbec.
Picadas XL: tabla generosa para compartir, con fiambres seleccionados, quesos, panes caseros y escabeches.
Grilla de pescados: para quienes buscan una opción más liviana pero con el mismo toque de parrilla.
Precios promedio:
Las picadas para dos personas arrancan en los $18.000, las parrilladas completas en los $24.000, y los platos individuales de carne o pescado desde los $9.000. Hay vino por copa y cervezas artesanales. Aceptan tarjetas y Mercado Pago.
La experiencia en El Viejo Cañón es sensorial y nostálgica. El ambiente conserva el espíritu de los boliches antiguos, con mesas de madera, luz tenue, paredes que cuentan historias y un salón donde el tiempo parece haberse detenido. La música criolla, el murmullo de las brasas y el aroma de la carne al fuego completan un viaje para todos los sentidos.
Ideal para un almuerzo relajado de domingo, una cena con amigos o una salida distinta que combine historia y buen comer.
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