Un bodegón que se volvió cadena

Ubicado en pleno corazón de la Ciudad de Buenos Aires, El Antojo nació como un clásico de barrio y pronto conquistó tanto a vecinos como a visitantes. Su éxito fue tal, que hoy cuenta con varias sedes en tres rincones clave: Villa del Parque, Núñez y Caballito.

Lejos de perder su esencia, cada local mantiene el estilo relajado y familiar que define a los bodegones: luz tenue, porciones descomunales, mesas largas, conversaciones animadas y un aire porteño inconfundible.

La estrella indiscutida: la milanesa

La carta de El Antojo tiene de todo, pero nadie va a pedir otra cosa. La milanesa es la protagonista absoluta, y lo mejor es que no existe una sola versión, sino muchas.

Algunas de las más pedidas son:

• Especial

• De la Casa

• Americana

• Porteña

• Calabresa

• Picantojo

• Napolitana

• Cuatro quesos

La creatividad no se queda ahí: en fechas especiales o cumpleaños, sorprenden con milanesas temáticas dedicadas a personajes de la cultura popular como Luck Ra o José Luis Chilavert. Una propuesta que convierte a este bodegón en un verdadero show gastronómico.

Foto: el_antojook

Precios que invitan a volver

Uno de los grandes secretos de la popularidad de El Antojo es su política de precios. En tiempos donde comer afuera puede significar gastar de más, este bodegón mantiene una propuesta accesible, pensada para que familias, grupos de amigos y turistas puedan disfrutar sin preocuparse por la cuenta.

En la gastronomía porteña, encontrar un plato abundante, sabroso y económico es un hallazgo, y acá esa fórmula está asegurada.

Una experiencia bien porteña

Comer en El Antojo es vivir una postal de los bodegones porteños. Desde las porciones que desbordan los platos hasta la energía nocturna que llena el salón, cada visita es un ritual que combina tradición y creatividad.

Por eso, si te preguntás dónde comer en Villa del Parque, Núñez o Caballito, este restaurante se impone como una respuesta obvia.

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El mito de la milanesa más famosa de Buenos Aires

Con el tiempo, El Antojo dejó de ser solo un lugar para comer y se convirtió en un mito de la ciudad. Sus milanesas gigantes y temáticas recorren redes sociales, aparecen en recomendaciones de turistas y forman parte de las charlas foodie entre quienes aman descubrir lo mejor de los restaurantes en Buenos Aires.

Lo que empezó como un bodegón de barrio, hoy es un ícono de la gastronomía porteña, demostrando que con identidad, sabor y abundancia se puede conquistar a todos los paladares.