Un secreto entre lagos y montañas

A sólo 30 kilómetros de San Martín de los Andes, el lago Meliquina esconde una postal perfecta del sur argentino: aguas azules rodeadas de montañas boscosas, playas extensas sin multitudes y una villa autosustentable donde el ritmo lo marca la naturaleza.

Este paraíso será oficialmente incorporado a la Ruta de los Siete Lagos en 2027, gracias a la pavimentación de un tramo clave de 15 km. La noticia entusiasma a locales y turistas por igual, ya que promete facilitar el acceso sin romper la magia de un destino que todavía conserva su carácter silvestre y poco intervenido.

Naturaleza virgen y aventura tranquila

Lejos del turismo masivo, Villa Meliquina es ideal para quienes buscan una experiencia auténtica y despojada. Con escasa señal de celular, vegetación nativa, caballos caminando libres por el pueblo y construcciones respetuosas del entorno, el tiempo parece detenerse.

Actividades destacadas:

• Pesca de truchas en la desembocadura del río Hermoso.

• Kayak, nado o kitesurf en aguas cristalinas.

• Avistaje de aves, incluyendo garzas, cauquenes y hasta águilas moras.

• Senderismo suave por bosques de lengas, coihues y radales.

• Bañarse en los Pozones del Caleufú, piletas naturales de agua turquesa.

• Visitar la capilla San Jorge, un tesoro nórdico entre las montañas.

Un pueblo con historia

Villa Meliquina nació en 1977, cuando la familia Steverlynck -dueña de una extensa estancia en la zona- decidió lotear las tierras que bordeaban el lago. Por aquel entonces, era un camino difícil, transitado solo por aventureros. Con el tiempo y la llegada del asfalto a la RN40, comenzó a asomar como un destino alternativo y encantador.

Hoy, el pueblo sigue siendo pequeño, sin grandes hoteles ni comercios. Las cabañas, casas ecológicas y hosterías de baja escala invitan a una estadía desconectada, donde la prioridad es disfrutar del entorno sin prisa.

Camino a los Pozones y más allá

Desde la villa, se puede continuar el recorrido hacia el Paso Córdoba por la ruta provincial 63. El trayecto bordea primero el río Meliquina, luego el río Caleufú, y se interna en un bosque mixto que alterna especies nativas y pinos exóticos plantados hace décadas. El paisaje recuerda por momentos al Parque Nacional Yosemite.

Uno de los puntos más impactantes del camino son los Pozones del Caleufú: piletas naturales esculpidas por el río, donde el agua es cálida y cristalina, ideales para un chapuzón veraniego con vistas de película.

Más adelante, en plena montaña, se encuentra Casa de Piedra, una cueva milenaria que guarda vestigios de arte rupestre -una conexión directa con los antiguos habitantes de la región.

¿Cómo llegar?

Actualmente, el acceso es por ripio desde la Ruta de los Siete Lagos, pero el plan de asfaltado promete cambiar el panorama. Se puede llegar desde San Martín de los Andes o desde Bariloche, disfrutando de uno de los recorridos más hermosos de la Patagonia.