27/10/2025
Entre la nostalgia y el aroma irresistible de la pizza recién salida del horno, Buenos Aires conserva rincones donde el tiempo parece haberse detenido. Cinco pizzerías emblemáticas mantienen viva la tradición, los sabores y la historia de una Ciudad que hizo de la muzza un símbolo.
En la inmensa oferta gastronómica de Buenos Aires, hay un clásico que nunca pasa de moda: la pizza. Desde los primeros inmigrantes italianos hasta las nuevas generaciones de foodies, estos lugares mantienen encendida la llama (literal y simbólicamente) de la gastronomía porteña.
Fundada en 1927, Pin-Pun es la pizzería más antigua de la Ciudad, según la Asociación de Pizzerías y Empanadas. Su fama trasciende generaciones gracias a su pizza al molde bien porteña, pero el secreto mejor guardado son sus empanadas fritas de carne, con masa crujiente y relleno jugoso.
Un emblema de Almagro donde la historia se sirve en cada porción.
Desde 1932, Casa Burgio es sinónimo de resistencia y tradición. Luego de cerrar durante la pandemia, logró reabrir sus puertas sin perder la esencia. El salón conserva su encanto retro: venecitas originales, pizarrones de letras plásticas y horno a leña que transportan a otra época.
Entre sus imperdibles están las pizzas al molde clásicas: jamón y morrones, napolitana, calabresa o cuatro quesos, todas hechas con ingredientes de primera.

Cuna de la fugazza con queso, Banchero es historia pura de La Boca. Fundada también en 1932, su creador Juan Banchero dio origen a una de las pizzas más queridas por los porteños cuando decidió agregarle queso a una pizza de cebolla para que no quedara seca.
Reconocida como Sitio de Interés Cultural, Banchero conserva su espíritu original y sigue siendo parada obligada para quienes buscan la auténtica pizza de barrio.

Desde 1932, Güerrín es un ícono absoluto de la gastronomía porteña. Fundada por los genoveses Franco Malvezzi y Guido Grondona, mantiene encendido su horno original hace más de 90 años. En él se cocinan unas 60 pizzas por vez, a 500 grados, con quebracho y maestría.
Con más de 2.000 pizzas diarias y declarada Sitio de Interés Cultural, Güerrín es el lugar donde los porteños hacen fila felices por una porción al paso en Corrientes.

Otro templo de la pizza clásica, también fundado en 1932. Con su característico estilo de bodegón y su lema "una porción de Buenos Aires", Las Cuartetas mantiene intacto el espíritu familiar que la vio nacer.
Su carta ofrece variedades que son puro ADN porteño: fugazzeta rellena, napolitana, tomate y anchoas o espinaca con salsa blanca, todas en su tradicional versión al molde.
Más allá de las modas, estas pizzerías siguen siendo testigos del paso del tiempo. En sus mesas se cruzan familias, turistas y habitués que saben que una buena pizza (dorada, con borde alto y abundante muzza) es mucho más que comida: es parte de la memoria colectiva de Buenos Aires.
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