Un clásico porteño que volvió a brillar

Si hablamos de gastronomía porteña, pocos lugares transmiten tanto ADN de bodegón como Pippo. Este restaurante del Microcentro, con casi nueve décadas sobre sus espaldas, logró recuperar la fuerza que lo hizo famoso: platos abundantes, propuestas simples y precios estables que lo reafirman como uno de los restaurantes en Buenos Aires más accesibles.

Su historia tuvo de todo: auge, noches eternas, mudanzas, un golpe durísimo durante la pandemia y un renacer inesperado gracias al impulso de TikTok y Instagram, donde muchos de sus platos se viralizaron y reactivaron la curiosidad del público joven.

Un bodegón con casi 90 años de historia

Fundado en 1936, Pippo nació muy cerca de antiguos teatros y salas de varieté, un entorno que le dio un espíritu bohemio que marcó varias generaciones. Su rutina era pura intensidad porteña: atender hasta la madrugada, cerrar un rato y volver a abrir casi sin pausa.

Todo eso cambió cuando la crisis económica golpeó al Centro y varias sucursales tuvieron que cerrar. Por un momento, el futuro del local principal quedó en duda. Pero la llegada de una nueva administración y una apuesta fuerte por mantener su esencia lograron torcer la historia.

Hoy, Pippo vuelve a estar de pie gracias a una combinación que nunca falla: precios accesibles, porciones abundantes y una identidad que no se negocia.

Dónde queda Pippo

El bodegón funciona en Paraná 356, plena zona céntrica. Es un punto estratégico para quienes trabajan por la zona, para turistas que quieren probar la cocina tradicional y para foodies que siempre están rastreando dónde comer en el Microcentro sin gastar una fortuna.

La carta: pastas históricas, parrilla clásica y porciones generosas

Las pastas, su sello porteño

El fuerte de Pippo siempre fueron las pastas. Entre las más icónicas aparecen los vermicelli, un plato que se volvió casi un sinónimo del restaurante. También siguen vigentes los tallarines al huevo, una opción económica, simple y fiel al legado de la casa.

La carta suma otras pastas clásicas: ravioles, sorrentinos y ñoquis, todos elaborados bajo la misma lógica que acompañó al bodegón desde sus inicios: recetas tradicionales, sabores reconocibles y porciones que nunca fallan.

La parrilla, otro punto fuerte

Además de las pastas, Pippo sostiene un menú bien porteño con cortes que siempre funcionan:

• Bife de chorizo

• Tira de asado

• Bondiola

Todos vienen con guarnición incluida, manteniendo ese espíritu de bodegón donde el plato llega completo y listo para compartir.

Opciones livianas

Para quienes prefieren algo más fresco, las ensaladas permiten armar combinaciones de hasta tres ingredientes, con valores que se mantienen entre los más accesibles de la zona.

Cómo llegar a Pippo

La ubicación de Paraná 356 es perfecta para moverse en transporte público.
A pocas cuadras hay varias líneas de subte:

• Línea B (Uruguay, Callao)

• Línea D (Callao)

• Línea A (Saénz Peña)

También pasan colectivos de todos los puntos de la ciudad: 5, 7, 12, 29, 37, 39, 60, 99, 101, 109, 111, 124 y 132. Llegar es fácil, rápido y sin desvíos.