Un clásico porteño que nunca pasa de moda

La merienda tiene un lugar especial dentro de la gastronomía porteña. En una ciudad donde siempre hay una nueva cafetería por descubrir, los churros siguen ocupando un sitio privilegiado entre los sabores tradicionales. Aunque muchos los asocian con la playa y las vacaciones, en Buenos Aires se pueden disfrutar durante todo el año.

Entre los restaurantes en Buenos Aires que mejor los preparan, hay dos nombres que se repiten entre los fanáticos del buen comer: La Giralda y Los Galgos. Ambos forman parte del patrimonio gastronómico de la ciudad y son parada obligada para quienes disfrutan de una buena merienda con historia.

La Giralda: sabor y nostalgia sobre la Avenida Corrientes

Ubicado en Av. Corrientes 1453, La Giralda es uno de esos bares donde el tiempo parece haberse detenido. Inaugurado en 1951, fue testigo de décadas de charlas, cafés y meriendas inolvidables. Aunque cerró sus puertas por un tiempo, en 2021 volvió a abrir bajo una nueva administración, conservando su estética tradicional con mostradores de madera y campanas de vidrio.

Entre desayunos, almuerzos y cenas, hay un plato que nunca pierde protagonismo: el chocolate con churros. Recién fritos, crujientes por fuera y tiernos por dentro, se sirven bien calientes, tal como manda la costumbre. Es uno de esos sabores que remiten a la infancia y que siguen atrayendo a generaciones enteras.

Además de sus churros, La Giralda ofrece sándwiches y otros clásicos porteños, ideales para acompañar una tarde sobre la mítica avenida Corrientes. El bar se encuentra a pasos de la estación Uruguay (línea B del subte) y es fácilmente accesible con las líneas de colectivo 24, 26, 146 y 180, lo que lo convierte en una parada práctica dentro del recorrido gastronómico del centro porteño.

Los Galgos: historia y sabor en Callao y Lavalle

Declarado "Bar notable de la Ciudad de Buenos Aires" en 1998 y reconocido como sitio de interés cultural, Los Galgos mantiene viva la esencia del bodegón clásico. Su nombre proviene de la afición de su primer dueño por las carreras de galgos, una pasión que quedó inmortalizada en su fachada y en su espíritu tradicional.

Ubicado en la esquina de Av. Callao 501, dentro del barrio de San Nicolás, este bar fue refugio de figuras ilustres de la política y la cultura porteña, entre ellas Arturo Frondizi, Enrique Santos Discépolo, Aníbal Troilo y Luca Prodan. Quizás todos coincidieron en algo: el irresistible chocolate con churros, un ícono de la casa que se prepara al momento y se disfruta recién salido de la freidora.

Si bien es una opción ideal para los días fríos, en Los Galgos los churros se disfrutan en cualquier época del año. El espacio combina historia, ambiente cálido y atención de barrio, tres ingredientes que lo mantienen vigente entre los imperdibles de la gastronomía porteña.

Llegar es sencillo: se puede tomar cualquiera de las líneas de colectivo 12, 24, 26, 37, 115, 124, 146, 150 o 180, o bien bajarse en la estación Callao (línea D del subte) para caminar apenas unas cuadras hasta este rincón histórico.

Un recorrido dulce por el corazón porteño

En una ciudad donde las tendencias gastronómicas cambian a gran velocidad, hay sabores que permanecen. Los churros son uno de ellos. Dorados, crujientes y acompañados de una taza de chocolate espeso, siguen siendo un ritual porteño que combina placer y memoria.

Tanto La Giralda como Los Galgos son más que bares: son espacios donde se conserva una parte de la identidad urbana, de esas meriendas sin apuro que invitan a disfrutar del presente con sabor a pasado.