Un poco de historia: cómo nació el gin tonic

Antes de ser la bebida elegante y refrescante que conocemos, el gin tonic nació casi por casualidad. A comienzos del siglo XIX, el joyero alemán Johann Jacob Schweppe inventó un sistema para agregar burbujas a las bebidas embotelladas. Así nació el agua tónica, base esencial del trago.

Años después, los oficiales británicos en la India comenzaron a mezclar ginebra y agua tónica para celebrar sus victorias y combatir el calor. Algunos historiadores sostienen que la bebida también se usaba como remedio contra la malaria, gracias a la quinina presente en la tónica.
Sea cual sea su origen exacto, lo cierto es que este cóctel simple y elegante trascendió los siglos y hoy se celebra en todo el mundo con su propio día.

Punto Mona: arte, sabor y burbujas en Chacarita

En el corazón de Chacarita, Punto Mona transforma el gin tonic en una experiencia multisensorial. Su barra propone desde versiones clásicas hasta combinaciones que parecen salidas de una obra de arte.

Entre las favoritas está el Burbujeante y Real, con gin Bosque Nativo, tónica, pimiento amarillo, piña y un toque de angostura. Los más tradicionales pueden optar por un Hendrick's Gin Tonic con finas láminas de pepino.

Para los que buscan algo distinto, el Crepúsculo combina notas cítricas y herbales, mientras que el Muy Chill sorprende con sidra seca, piña, limón y cacao. Todo se acompaña con platos de autor como empanadas de langostinos, carpaccio de higos o steak tartar.
El ambiente combina estética industrial y elegancia moderna, con un deck verde ideal para tardes largas y noches entre amigos.

Ronconcon: espíritu latino y gin tonic en Caballito

En Caballito, Ronconcon celebra el Día del Gin Tonic con un 2x$9900 en su Merle & Tonic, preparado con gin Merle, agua tónica, pomelo y hojas de huacatay. Una versión fresca, aromática y perfecta para acompañar su cocina latinoamericana.

El menú recorre sabores de Venezuela, Colombia, México y Perú, con platos caseros y contundentes: tacos de entraña con chicharrón, arepas de bondiola braseada, tequeños con queso llanero o aguachile de uva y ciruela.
Su colorida casona combina la calidez del bodegón con la alegría del Caribe, haciendo de cada trago una celebración.

Bestial Fly Bar: gin tonics con vista y actitud en Palermo

Desde las alturas de Palermo, Bestial Fly Bar ofrece una experiencia de coctelería tan sofisticada como divertida. Su carta incluye reinterpretaciones creativas del clásico, como el Jamaican G&T con gin BLU, tónica y syrup de hibiscus, o el María Rosa, con jugo de arándanos.

También hay opciones energéticas con Red Bull Tropical o Sandía, y el imperdible Tom Collins, que combina gin, limón, almíbar y soda en equilibrio perfecto.

A esto se suma una cocina fusión con influencias nikkei, latinas y europeas, que ofrece desde ceviches hasta pastas y cortes premium. El espacio deslumbra con sus jardines verticales, pisos de ónix y shows en vivo, convirtiéndolo en uno de los lugares más top de la gastronomía porteña.

Copetín: estilo vintage y gin tonic clásico

Para quienes prefieren un ambiente más relajado y nostálgico, Copetín es el lugar ideal. Su estética retro -inspirada en los años sesenta y setenta- crea el marco perfecto para disfrutar un buen gin tonic con amigos.

Su barra ofrece versiones con gin Bosque, acompañadas de frutos rojos, cítricos, pepino o pomelo rosado. Todo se puede acompañar con pizzas de masa madre, desde la clásica Margarita hasta opciones más originales como la de hongos con stracciatella, cebolla caramelizada y pesto de albahaca.

Un lugar donde la coctelería se mezcla con el espíritu porteño y la buena mesa, perfecto para una noche tranquila pero con estilo.