Un refugio gastronómico con espíritu rural y corazón porteño

No hace falta irse muy lejos para vivir una experiencia gastronómica distinta. A menos de una hora del centro de Buenos Aires, en el barrio de Rincón de Milberg (Tigre), Granero propone un viaje sensorial donde el diseño, la cocina casera y la sustentabilidad se combinan con un sello bien local.

Construido con materiales reciclados y energía solar, este espacio fue pensado como un granero moderno, con alma de campo pero detalles de autor. Su propuesta es clara: cocina de estación, productos frescos y técnicas nobles, todo en un entorno que respira calma.

¿Qué se come en Granero?

La carta cambia según la temporada, pero siempre hay productos frescos de su huerta, cocciones lentas y brasas bien cuidadas. Entre las entradas, brillan las empanadas al horno de barro y una tabla de quesos con dulces caseros. El capítulo de platos principales es contundente:

• Bife de chorizo Wagyu Kobe de 320 g

• Pesca del día con vegetales grillados

• Cuerdas de guitarra nero di sepia con bisquet de crema de langostinos

• Cochinillo deshuesado a baja temperatura con puré de manzanas ácidas

• Chicken pie, un clásico inglés con acento local

Para cerrar, los postres no se quedan atrás: una mousse de chocolate belga 70% con crumble de cajú y naranja (apta celíacos) y una crème brûlée de banana con helado de dulce de leche artesanal dan la estocada final.

Coctelería, vinos y espacios con onda

La barra de Granero es protagonista: ofrece tragos botánicos, cítricos, frutales y reinterpretaciones de clásicos que sorprenden. La cava tiene más de 120 etiquetas de vino, entre bodegas boutique y grandes etiquetas nacionales. También hay cervezas artesanales y bebidas sin alcohol para quienes prefieren algo más tranqui.

El lugar está pensado para quedarse: tiene mesones compartidos, rincones íntimos, una terraza climatizada, sectores con fogoneros y un salón con vista al ahumador. Todo respira diseño rústico-industrial, con detalles cuidados y materiales nobles.