06/06/2025
En un rincón casi secreto de la Costa Atlántica bonaerense, Los Pocitos ofrece mucho más que aguas cristalinas y paz absoluta. Este paraje, ubicado cerca de Bahía San Blas, celebra cada verano la Fiesta Provincial de la Ostra, una joya culinaria que convierte a este pueblo de apenas 60 habitantes en un polo de sabor, cultura y turismo natural. Ideal para quienes buscan escapadas diferentes, donde el mar no solo se contempla, sino que también se saborea.
Lejos del bullicio de las playas más populares, Los Pocitos se presenta como una alternativa ideal para quienes buscan tranquilidad, paisajes de postal y, sobre todo, una experiencia gastronómica singular: probar las mejores ostras del país directamente del mar a la mesa.
Ubicada en la puerta de la Patagonia, a unos 80 km de Carmen de Patagones y muy cerca de Bahía San Blas, esta villa fue fundada en 1959 como un lugar de descanso para los pobladores rurales de la región. Hoy, con una comunidad de apenas 60 personas estables, ha sabido reinventarse como destino turístico de bajo perfil, donde el tiempo parece detenerse y los sabores cobran protagonismo.
Cada enero, Los Pocitos vibra con su fiesta más esperada: la Fiesta Provincial de la Ostra, un evento que trasciende lo gastronómico para convertirse en una verdadera celebración de identidad local. Durante esos días, el pueblo se viste de fiesta con espectáculos en vivo, ferias artesanales y, claro, degustaciones de ostras frescas en múltiples versiones: al natural, gratinadas, en ceviche o acompañadas de salsas cítricas.
Las ostras que se sirven provienen de la zona y son recolectadas por trabajadores locales que mantienen viva una tradición que honra al Mar Argentino. La frescura y calidad del producto son incomparables, haciendo de esta fiesta un atractivo irresistible para amantes del mar y foodies que buscan experiencias auténticas.
Naturaleza, paz y sabor: la experiencia en Los Pocitos
Además de sus virtudes culinarias, Los Pocitos ofrece un entorno natural imponente. La playa, de arena dorada y aguas cristalinas, se extiende como una postal viva. El muelle de madera se convierte en el punto perfecto para contemplar el mar, tomar fotografías o simplemente dejarse llevar por el sonido de las olas.
La zona también alberga una reserva natural que es hábitat de especies protegidas como la gaviota cangrejera y el delfín franciscana, lo que convierte la visita en una propuesta que también seduce a los amantes del ecoturismo.
La oferta gastronómica fuera de la fiesta también incluye otros frutos de mar como langostinos, cazuelas, rabas y platos típicos de la costa, servidos en los restaurantes y paradores locales. Todo en un ambiente familiar, relajado y con precios accesibles.
Desde CABA, el viaje dura unas 11 horas por la Ruta Nacional N° 3, hasta el kilómetro 918. Allí, una rotonda señala el acceso al camino de ripio consolidado que conduce a Bahía San Blas. Desde allí, hay unos 20 km hasta Los Pocitos. Si bien el trayecto es largo, la recompensa sensorial lo justifica: cada kilómetro acerca al mar, al silencio y a un festín marino que no se olvida.
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