Un bodegón épico que conquistó Buenos Aires

Si hay algo que define a Lo de Lucas es su espíritu bien porteño: comida casera, mozos de toda la vida y porciones que asombran hasta a los más glotones. Fundado por Lucas Deonato, este bodegón de Escobar se ganó el corazón (y el estómago) de los fanáticos de la buena mesa.

El lugar mantiene el alma de los clásicos bodegones del barrio, pero con una vuelta moderna: precios accesibles, ambiente familiar y una propuesta gastronómica que invita a compartir. Acá, los platos no llegan: aterrizan en la mesa.

Porciones XXL para valientes (y grupos grandes)

Las estrellas del menú son las milanesas gigantes, que pueden medir medio metro y cubrir toda la fuente. La versión napolitana XL es un espectáculo: salsa casera, mozzarella rebalsando y el sabor inconfundible de la cocina tradicional.

Otro plato que ya es leyenda es la tortilla gigante, que pesa casi tres kilos y rinde para diez personas. Todo se prepara con ingredientes frescos y recetas sencillas, de esas que recuerdan a la comida de la abuela.

Y si te queda espacio para el postre, no podés dejar de probar la chocotorta Lo de Lucas, una torre dulce que desafía la gravedad y se sirve en una fuente enorme, ideal para compartir (o intentarlo).

Postres descomunales: alfajores, tortas y récords

En Lo de Lucas no existen los límites: los alfajores de 13 kilos y las tortas de una tonelada ya se volvieron parte de su identidad. Cada plato que sale de la cocina parece pensado para romper récords, y lo cierto es que este bodegón sabe cómo hacerlo.

En octubre de 2024, celebraron su aniversario con un evento épico: prepararon un sándwich de milanesa de 26 metros, digno de entrar al Guinness World Records. Una muestra más de que acá todo se hace a lo grande, pero con el corazón puesto en lo casero.

El sabor del barrio, en versión monumental

Pese a su fama y su tamaño, Lo de Lucas conserva el encanto del bodegón tradicional: mozos que te llaman por tu nombre, mesas familiares y ese olor irresistible a comida recién hecha. Cada plato tiene ese toque hogareño que hace que te sientas como en casa.

Y aunque su especialidad son las porciones gigantes, lo que más se disfruta es la calidez del lugar. Porque más allá del tamaño, lo que verdaderamente conquista es el sabor auténtico de la gastronomía porteña.