Ubicada en el corazón de Cuyo, San Juan combina como pocas provincias la rudeza de la precordillera con oasis verdes que hacen posible la viticultura y la vida. El clima seco, los más de 300 días de sol al año y una identidad fuerte convierten al viaje en una experiencia intensa, tanto de día como de noche.

Ideal para quienes buscan naturaleza, aventura y gastronomía con carácter, San Juan propone recorridos que van desde parques geológicos únicos hasta rutas del vino que crecen en prestigio año a año.

Ischigualasto: el Valle de la Luna que parece de otro planeta

El Parque Provincial Ischigualasto es, sin dudas, uno de los grandes íconos de San Juan. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto al Talampaya riojano, este paisaje impacta desde el primer kilómetro.

El recorrido se realiza en caravana de autos, siempre acompañado por guías, y atraviesa formaciones geológicas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. El Hongo, El Gusano y la Cancha de Bochas son algunas de las geoformas más conocidas.

Además de su belleza, el parque tiene un valor científico enorme: es uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo, con fósiles del período Triásico. Las visitas nocturnas con luna llena suman una cuota extra de mística al paseo.

Ruta del vino y el olivo: identidad sanjuanina en copa y plato

San Juan es la segunda provincia vitivinícola del país y su perfil sigue creciendo. Los vinos Syrah son su gran carta de presentación, junto con el desarrollo del vino de altura en valles como Pedernal.

La Ruta del Vino invita a recorrer bodegas modernas y centenarias, algunas con arquitectura de vanguardia que dialoga con el paisaje árido. Las visitas guiadas suelen incluir degustaciones y almuerzos maridados, donde el producto local es protagonista.

A la par del vino, el aceite de oliva ocupa un lugar central. La tradición olivícola sanjuanina se refleja en aceites de alta calidad que también forman parte de la experiencia gastronómica.

Ruta Interlagos y Dique de Ullum: agua en medio del desierto

En contraste con el entorno seco, los espejos de agua sorprenden. El circuito Interlagos conecta distintos diques y paisajes serranos, siendo el Dique de Ullum el más cercano a la capital y uno de los más visitados.

Allí se concentran actividades recreativas como kayak, windsurf y kitesurf, además de playas de río y paradores para pasar el día. El entorno también es ideal para el ciclismo y la pesca, con vistas que mezclan agua, cerros y cielo abierto.

Barreal y el Parque Nacional El Leoncito: el reino de las estrellas

Barreal es un pueblo tranquilo, rodeado de precordillera, que se hizo famoso por la transparencia de su cielo. No es casual: la zona es una de las mejores del país para la observación astronómica.

El Parque Nacional El Leoncito protege tanto el paisaje andino como ese cielo excepcional. Dentro del parque funciona el Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), donde se realizan visitas y observaciones nocturnas.

Además, Barreal es conocido por las pampas blancas, un terreno único donde se practica carrovelismo, una actividad tan curiosa como divertida. El trekking completa la propuesta para quienes buscan contacto directo con la naturaleza.

San Juan Capital y la fe popular de la Difunta Correa

La capital provincial es una ciudad moderna, marcada por la reconstrucción posterior al terremoto de 1944. Amplias avenidas, espacios verdes y una vida cultural activa definen su perfil.

Entre sus puntos destacados se encuentran la Catedral de San Juan y el Auditorio Juan Victoria, reconocido por su acústica de nivel mundial.

A pocos kilómetros, en Vallecito, se levanta el Santuario de la Difunta Correa, uno de los fenómenos de devoción popular más impactantes de Argentina. Miles de fieles llegan cada año para agradecer y pedir, en un lugar donde la fe se expresa de manera cruda y conmovedora.