Reserva Ecológica Costanera Sur: la clásica que nunca falla

Es la más conocida y, también, la más grande. Con 350 hectáreas, la Reserva Ecológica Costanera Sur es un verdadero pulmón verde en plena ciudad. Entre lagunas, senderos y pastizales, conviven cientos de especies de plantas, hongos y animales.

Las aves son las grandes protagonistas, pero no es raro cruzarse con insectos, reptiles, nutrias, coipos o cuises, lo que la convierte en un paseo ideal si vas con chicos. Se puede recorrer caminando o en bicicleta, y es perfecta para un picnic improvisado después de una vuelta larga.

Un plus interesante es su vivero, que ofrece visitas guiadas para aprender sobre botánica y plantas nativas. Además, los fines de semana hay recorridos guiados abiertos al público, una buena excusa para conocer la historia del lugar y entender por qué estos espacios son tan valiosos.

Reserva Ecológica Lago Lugano: naturaleza que renace

Donde antes había un basural clandestino, hoy hay un espacio verde recuperado de 30 hectáreas. La Reserva de Lago Lugano es uno de los mejores ejemplos de cómo la restauración ambiental puede transformar un barrio.

Acá el plan es más tranquilo y contemplativo: el acceso es solo peatonal, por senderos señalizados, y permite observar flora espontánea y especies incorporadas durante el proceso de recuperación. En cuanto a fauna, se pueden ver tortugas, aves, lagartos overos, peces, cuises y una enorme variedad de insectos y arácnidos.

Uno de sus puntos fuertes es el jardín de polinizadores, un recorrido corto pero muy atractivo, donde aparecen abejas, mariposas, picaflores y escarabajos. Desde distintos miradores se aprecia el lago Lugano, un humedal artificial que suma paisaje y calma.

Reserva Ecológica Ciudad Universitaria: verde frente al río

En Costanera Norte, muy cerca del movimiento universitario y del tránsito porteño, esta reserva de 23 hectáreas sorprende por su biodiversidad. Tiene senderos que se pueden recorrer a pie o en bicicleta, siempre con vistas abiertas al río.

La vegetación está fuertemente ligada al humedal y al ecosistema del Delta del Paraná, aunque también conviven especies no nativas. En cuanto a fauna, el abanico es amplio: tortugas, lagartos, anfibios, culebras, insectos y muchísimas aves.

Es una gran opción para combinar una caminata corta con un picnic sencillo. Un plan distinto para quienes suelen buscar dónde comer en Costanera Norte, pero esta vez con vianda propia y sin reservas.

Reserva de Puertos de Escobar

A pocos kilómetros de la Ciudad, la reserva de Puertos de Escobar suma una propuesta más amplia y muy bien cuidada. Con más de 60 hectáreas, protege un corredor biológico donde conviven mamíferos, reptiles, aves, peces y una gran diversidad vegetal.

Acá sí está permitido andar en bicicleta y hacer picnic en áreas designadas. Incluso cuenta con bicicletas de paseo que se pueden usar de manera gratuita dentro de los sectores habilitados, un detalle que suma mucho a la experiencia.

El acceso es libre, pero quienes no son vecinos deben reservar turno previamente porque hay un cupo diario de visitantes. Un plan ideal para un día completo, lejos del ruido y cerca del verde.