El Calafate y el Glaciar Perito Moreno: el gran ícono patagónico

El Calafate es el principal punto de entrada al turismo en Santa Cruz y la base ideal para conocer uno de los espectáculos naturales más impactantes del mundo: el Glaciar Perito Moreno. Ubicado dentro del Parque Nacional Los Glaciares, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este glaciar se destaca por su constante movimiento.

A diferencia de otros glaciares, el Perito Moreno avanza y retrocede, generando desprendimientos de hielo que caen al Canal de los Témpanos y al Lago Argentino. El sonido del hielo rompiéndose y el tamaño de las paredes generan una experiencia difícil de comparar.

Qué hacer frente al glaciar

Las pasarelas permiten recorrer distintos miradores y observar el glaciar desde múltiples ángulos. Para quienes buscan una experiencia más cercana, el Safari Náutico ofrece una navegación que se aproxima a la pared de hielo. También existe la posibilidad de realizar minitrekking sobre el glaciar, siempre acompañado por guías especializados.

El Chaltén: trekking y montañas de postal

El Chaltén es un pueblo joven, pequeño y completamente orientado a la vida al aire libre. Ubicado al pie del Cerro Fitz Roy y el Cerro Torre, es conocido como la Capital Nacional del Trekking. Desde allí parten senderos de distintas dificultades, lo que lo convierte en un destino accesible tanto para caminantes ocasionales como para expertos.

El entorno es protagonista absoluto: montañas, ríos, bosques y senderos que conectan con algunos de los paisajes más fotografiados del país.

Senderos y experiencias en El Chaltén

Entre las caminatas más elegidas están las que llevan a Laguna de los Tres, con vistas directas al Fitz Roy, y Laguna Torre, frente al imponente Cerro Torre. También se puede visitar el Chorrillo del Salto, una cascada de fácil acceso. Para los más experimentados, la zona ofrece opciones de escalada y montañismo.

Ruta 40 y Estancia La Leona: historia en medio de la estepa

Recorrer la Ruta 40 en Santa Cruz es atravesar paisajes de estepa abierta y belleza austera. En ese trayecto aparece la Estancia La Leona, un sitio histórico ubicado a orillas del río del mismo nombre, que fue refugio de figuras legendarias como Butch Cassidy y Sundance Kid.

La estancia funciona como una parada clásica para viajeros que buscan conectar con la historia patagónica y tomar dimensión del entorno que la rodea.

Excursiones y paradas imperdibles

Además de la visita a la estancia, desde esta zona se realizan excursiones al Glaciar Viedma, el más grande del Parque Nacional Los Glaciares. La experiencia incluye navegación y permite apreciar otra cara del paisaje glaciario, menos concurrida pero igual de impactante.

Río Gallegos y Cabo Vírgenes: la Patagonia atlántica

Río Gallegos es la capital provincial y un punto clave sobre la costa atlántica. Desde allí se accede a la Reserva Faunística Cabo Vírgenes, un área natural que alberga una de las colonias de pingüinos de Magallanes más grandes de Sudamérica continental.

El contraste entre el mar, el viento y la fauna silvestre suma una dimensión distinta al viaje por Santa Cruz.

Avistaje de fauna y recorridos costeros

Durante la temporada, que va de octubre a abril, se puede visitar la pingüinera de Cabo Vírgenes y observar de cerca a los pingüinos en su entorno natural. En Río Gallegos, la costanera ofrece paseos tranquilos para conocer la ciudad y su vínculo con el Atlántico.

Cueva de las Manos: arte prehistórico en la Patagonia

Uno de los tesoros culturales más importantes de Santa Cruz es la Cueva de las Manos, ubicada en el área del Río Pinturas. Este sitio arqueológico, también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conserva pictografías de más de 9.000 años de antigüedad.

Las improntas de manos y las escenas de caza permiten asomarse a la vida de los primeros habitantes de la Patagonia y comprender la profundidad histórica del territorio.

Una visita que conecta pasado y presente

Las visitas guiadas son clave para interpretar el valor del sitio y entender el contexto en el que fueron creadas estas obras rupestres. La experiencia combina paisaje, arqueología y silencio, en un entorno que invita a la contemplación.