04/11/2025
Entre calles de tierra, casas bajas y banderas que unen dos culturas, La Angelita se ganó el apodo de "La pequeña Siria". Allí, la comida árabe se convierte en una experiencia cultural y sensorial que vale el viaje.
En medio de los campos de la provincia de Buenos Aires se esconde La Angelita, un pueblo diminuto de apenas 300 habitantes que conserva con orgullo sus raíces árabes-islámicas. No por nada se la conoce como "La pequeña Siria": en los años 70, casi el 70% de sus vecinos provenía de familias de origen sirio.
Hoy, ese legado sigue vivo. En sus calles se escuchan palabras en árabe, se celebran las festividades tradicionales y se respetan los rituales del Corán. En la plaza central, un monumento recuerda a Sheij Saleh Al Alí, héroe del arabismo que luchó por la libertad de Siria. Y en cada mesa, los aromas y sabores del Medio Oriente cuentan su propia historia.
Visitar La Angelita es hacer una pausa. Es ese tipo de lugar donde el tiempo parece ir más lento: chicos que andan en bicicleta, vecinos charlando en la vereda y un paisaje rural que transmite serenidad.
Las banderas de Siria y Argentina flamean juntas, reflejando una convivencia armónica entre culturas. Y si bien el pueblo nació de la mano de inmigrantes que se dedicaron al trabajo agrícola, hoy su identidad más fuerte se expresa en su gastronomía árabe, que atrae visitantes de toda la región.

En La Angelita, la comida es más que una costumbre: es una forma de mantener viva la herencia familiar. Las recetas pasan de generación en generación y se preparan con una devoción que se siente en cada bocado.
Los platos más populares son verdaderos clásicos del mundo árabe: kibbe, falafel y empanadas de carne especiada, acompañadas de cordero o pollo con un toque de comino, cilantro y pimentón. Todo se sirve con panes caseros y ensaladas frescas, ideales para equilibrar los sabores intensos de las especias.
Cada preparación representa una fusión perfecta entre historia, creatividad y tradición, haciendo de la gastronomía árabe un motivo suficiente para visitar este rincón bonaerense.
El recorrido por La Angelita no termina sin probar sus postres. Los dulces típicos árabes ocupan un lugar especial en la mesa y en el corazón de quienes los prueban por primera vez.
Entre los más destacados están el baklava, el halva y el maamoul, todos elaborados con nueces, miel y dátiles. Su sabor intenso y textura crujiente los convierte en una tentación difícil de resistir, y son una de las principales razones por las que los turistas vuelven una y otra vez.

La Angelita es una joya escondida dentro del mapa de la gastronomía porteña y bonaerense. Lejos del ruido y los restaurantes de moda en Buenos Aires, este pueblo invita a redescubrir el placer de comer con calma, disfrutar la hospitalidad de su gente y conectar con una cultura que se expresa a través de sus sabores.
Si sos amante de la buena mesa y te gusta explorar destinos con identidad propia, este rincón conocido como "La pequeña Siria argentina" debería estar en tu lista. Porque más allá de su historia y su paisaje, en La Angelita lo que realmente conquista es su mesa.
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