Un legado dulce que cruza generaciones

Aunque su nombre suene exótico, la pignolata es parte del ADN de muchas familias argentinas. Este postre típicamente siciliano y calabrés llegó con los inmigrantes italianos y encontró en Buenos Aires un nuevo hogar.

Se trata de pequeñas bolitas de masa fritas, bañadas en miel caliente y decoradas con confites de colores. El resultado: una torre crujiente, fragante y absolutamente irresistible que suele servirse fría, ideal para compartir.

La receta original (y fácil) de pignolata

Ingredientes:

• 500 g de harina

• 5 huevos

• 100 g de azúcar

• 50 g de manteca

• 1 pizca de sal

• Ralladura de 1 limón

• 500 ml de aceite para freír

• 200 g de miel

• Confites de colores (para decorar)

Paso a paso:

1. Tamizá la harina en un bol grande y formá un hueco en el centro.

2. Agregá los huevos, el azúcar, la manteca derretida, la sal y la ralladura de limón.

3. Mezclá todo hasta lograr una masa homogénea. Amasá unos minutos hasta que esté suave.

4. Cubrí con un paño limpio y dejá reposar media hora.

5. Dividí la masa en porciones, armá cilindros finitos y cortalos en trozos de 1 cm.

6. Formá bolitas y freílas en aceite caliente hasta que estén doradas.

7. Escurrí sobre papel absorbente.

8. En una olla, calentá la miel a fuego bajo.

9. Agregá las bolitas fritas y mezclá hasta que se impregnen bien.

10. Serví en una fuente y decorá con confites de colores. Dejalas enfriar antes de comer.

Tips gourmet para personalizarla

Aunque la versión clásica es deliciosa tal como es, podés sumar un toque de canela a la masa, almendras picadas o usar diferentes tipos de miel (florales, oscuras, más cítricas) para experimentar con sabores. Incluso algunos optan por agregar ralladura de naranja o un chorrito de licor tipo amaretto a la mezcla.

Ideal para la merienda, un cumpleaños o para endulzar la Semana de la Dulzura

Con ingredientes simples y un paso a paso accesible, esta receta es ideal para sorprender con algo distinto. Perfecta para preparar con chicos, regalar o disfrutar entre amigos. Y si querés sumar puntos en la próxima reunión familiar, ya sabés: la pignolata nunca falla.