La palta: estrella de la cocina porteña

En Buenos Aires, la palta dejó de ser una novedad para convertirse en un imprescindible del brunch, los desayunos saludables o las recetas frescas de verano. Su textura cremosa y sabor suave la volvieron un ingrediente de culto en cocinas de Palermo, Belgrano, San Telmo y más allá. Sin embargo, hay un problema universal: comprar una palta dura puede arruinar la experiencia si no tenés varios días para esperar.

El truco casero que sí funciona

A diferencia de los métodos exprés con microondas -que ablandan pero arruinan el sabor-, este tip se basa en una reacción natural: el gas etileno. Las bananas y las manzanas lo liberan en grandes cantidades, y ese gas es el que acelera la maduración de los frutos.

¿Cómo se hace?
Solo necesitás una bolsa de papel (o un tupper con tapa), una palta firme y una banana o manzana. Colocás ambos frutos dentro del recipiente, lo cerrás bien y lo dejás en un lugar oscuro y fresco. En 1 a 2 días, tu palta estará lista para cortar y disfrutar.

Desde el sitio especializado The Avo Tree, aseguran que este método es "el número uno para madurar rápidamente" sin perder textura ni sabor. La clave está en que el etileno queda concentrado en el espacio cerrado, acelerando la transformación de almidones en azúcares y generando esa cremosidad que tanto nos gusta.

¿Y qué tiene de bueno la palta?

Además de ser versátil y sabrosa, la palta es una bomba de nutrientes. Según la Fundación Española de la Nutrición, es rica en potasio (clave para músculos y sistema nervioso), vitamina E, vitamina C y B6, lo que la convierte en una aliada del bienestar mental y físico.

En tiempos donde lo saludable y lo sabroso no tienen por qué estar peleados, aprender a madurar una palta en casa puede cambiar tus mañanas y darle un plus gourmet a tu mesa.