23/12/2025
La cocina argentina volvió a destacarse a nivel internacional. Rankings globales especializados ubicaron a varios de sus platos más emblemáticos entre los mejores del mundo, confirmando que la identidad gastronómica local -simple, contundente y sabrosa- sigue conquistando paladares mucho más allá de nuestras fronteras.
La gastronomía argentina atraviesa uno de sus mejores momentos en términos de reconocimiento internacional. En el último año, distintos rankings globales de Taste Atlas, una de las guías culinarias más consultadas del mundo, posicionaron a platos nacionales entre los mejores del planeta.
Estos listados se elaboran a partir de cientos de miles de calificaciones y reseñas verificadas de viajeros, cocineros y comensales expertos. No se trata solo de popularidad: el sistema pondera la opinión de usuarios considerados conocedores, lo que convierte a estos rankings en un verdadero termómetro de la cultura gastronómica global.
El resultado fue contundente. No solo varios platos argentinos se destacaron en categorías exigentes, sino que la cocina nacional en su conjunto logró ubicarse entre las 25 mejores del mundo. A eso se sumaron dos reconocimientos clave: Buenos Aires fue elegida entre las capitales gastronómicas que vale la pena visitar y la Patagonia ingresó al ranking de regiones culinarias destacadas.
El asado argentino fue elegido como uno de los mejores platos del mundo y no sorprende. Más allá de la carne, representa un ritual social profundamente arraigado: fuego, tiempo, encuentro y sobremesa.
La técnica de cocción a las brasas, la calidad de la carne y acompañamientos clásicos como el chimichurri y la salsa criolla convierten al asado en el emblema absoluto de la gastronomía nacional.
El queso provolone asado a la parrilla se ganó un lugar entre los mejores aperitivos del planeta. Condimentada con orégano y ají molido, la provoleta demuestra que no hace falta complejidad para lograr impacto.
Es una fija en cualquier parrilla argentina y un ejemplo perfecto de cómo la sencillez bien ejecutada puede trascender fronteras.
El sándwich de milanesa logró posicionarse entre los mejores de su categoría a nivel mundial. Nacido en Tucumán, combina una milanesa de carne con vegetales frescos en pan tipo baguette.
Potente, directo y sin vueltas, es uno de esos platos que resumen la identidad popular de la cocina argentina.
Las empanadas argentinas fueron reconocidas entre las mejores comidas callejeras del mundo. Su masa fina y la enorme variedad de rellenos -carne, vegetales, queso e incluso versiones dulces- explican su éxito.
Dentro de ese universo, la empanada tucumana se destacó especialmente, logrando un lugar entre las mejores preparaciones de pastelería salada a nivel global.
El dulce de leche fue elegido entre los mejores postres del mundo. Protagonista absoluto de tortas, alfajores y helados, es uno de los sabores más representativos de la repostería argentina.
Cremoso, intenso y versátil, funciona tanto solo como en combinación, y es una de las grandes obsesiones locales que el mundo aprendió a valorar.
El choripán se metió entre los mejores sándwiches del planeta. Chorizo asado, pan crujiente y chimichurri: no hace falta mucho más.
Símbolo de la comida callejera argentina, está presente tanto en parrillas improvisadas como en mesas urbanas, siempre asociado a encuentros informales y sabor sin pretensiones.
Los sorrentinos destacan por su forma redonda, masa suave y rellenos variados que van desde jamón y queso hasta ricota y nuez.
Representan a la perfección la fusión cultural entre la inmigración italiana y el gusto argentino, adaptado con personalidad propia.
El lomito fue elegido entre los mejores sándwiches del mundo. Preparado con lomo de res y acompañado por vegetales, queso, jamón y huevo frito, es una muestra clara de cómo la cocina local reinventó la comida rápida.
Contundente y completo, es un clásico nocturno que nunca pasa de moda.
El alfajor argentino fue reconocido como la mejor galleta del mundo y también se ubicó entre los mejores postres globales.
Dos tapas dulces, relleno generoso de dulce de leche y cobertura de chocolate o azúcar glas: una fórmula simple que se convirtió en símbolo nacional.
El bondipan logró posicionarse entre los mejores sándwiches del mundo. Preparado con bondiola de cerdo cocida y desmenuzada, servida en pan y acompañada de chimichurri u otros condimentos, es un clásico indiscutido de la comida callejera.
Potente, sabroso y directo, resume el espíritu popular de la cocina argentina.
Estos reconocimientos no hablan solo de platos individuales, sino de una cultura gastronómica completa. La cocina argentina combina tradición, producto, técnica y ritual social.
Para los foodies porteños, no es ninguna novedad. Para el mundo, es una confirmación: en Argentina, comer bien es parte de la identidad.
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