Ultramarinos: sabor a mar en el corazón del Barrio Chino

Ultramarinos es esa clase de restaurante que baja el ritmo apenas cruzás la puerta. Ubicado en el Barrio Chino, combina madera, piedra y luces cálidas para crear un refugio sereno. La propuesta del chef Maximiliano Rossi -incluido en la Guía Michelin 2025- es un viaje directo a la costa argentina: ostras, navajas, cholgas, pacú, surubí, lisa y bonito aparecen trabajados con una precisión que enamora a quienes disfrutan del mar de verdad.

Acá hay dos caminos posibles: tapear con pequeñas joyas (como una papa crujiente con huevas o unas anchoas suaves con brioche) o sentarse en la barra y dejarse guiar por el equipo mientras salen platos que mezclan técnica y sensibilidad: chipirones con tinta, navajas con XO o pesca braseada que huele a hogar costero.

La barra suma cócteles con carácter -el Umami Martini es un hit elegante- y una carta de vinos curada por Diana Mejías, ideal para quienes quieren probar algo distinto sin necesidad de ponerse técnicos. El salón está pensado para charlar sin interrupciones: mesas separadas, cocina abierta silenciosa y esa intimidad que hace que todo fluya.
Dónde: Arribeños 1980, Barrio Chino, Belgrano.

Gris Gris: un listening bar para bajar un cambio en Palermo

En Palermo, Gris Gris redefine el plan de salir en pareja. Inspirado en los jazz-kissa japoneses, arma un ambiente íntimo donde todo gira en torno al sonido: más de 400 vinilos en rotación, una curaduría obsesiva y un sistema hi-fi que envuelve sin aturdir. La iluminación tenue y el clima relajado hacen que la charla salga sola.

El menú acompaña desde la sutileza: cócteles equilibrados y una selección de vinos naturales pensada para descubrir etiquetas diferentes sin caer en la pose. No es un restaurante para hacer una cena larga, sino un espacio para conectar, brindar y dejar que la música marque el pulso de la noche.
Dónde: Cabrera 5918, Palermo.

Albur: gastronomía, historia y estética en un mismo gesto

Si buscás un lugar que impresione sin exagerar, Albur es la jugada segura. Funciona en el subsuelo del antiguo teatro "El 35", cerrado durante más de cuarenta años y recuperado con una minuciosidad que se nota en cada detalle. Pisos en damero, espejos antiguos, textiles teñidos a mano y una ambientación que mezcla golden age con modernidad.

La cocina del chef Adrián Aguilera se mueve entre lo clásico y lo contemporáneo, con sabores reconocibles trabajados con técnica fina. Pero lo que diferencia a Albur es su formato concert: orquestas propias, dirección musical de Damián Mahler y coreografías que aparecen en momentos cuidadosamente diseñados. No es solo una cena; es una experiencia estética que acompaña la conversación y genera clima sin imponerse.
Dónde: Av. Callao 435, San Nicolás.

Sendero: fine dining, vista al río y una noche que se transforma

Sendero propone una cita completa sin cambiar de dirección. Arranca con un ambiente cálido, música curada y una vista al río que ya pone en modo "noche especial". La cocina va directo al producto: truchón patagónico cocido con precisión, lenguado con manteca de alcaparras, langostinos crocantes y pastas artesanales como agnolottis de cabutia. También se permite clásicos locales, como una milanesa de bife de chorizo que combina simpleza y técnica.

La barra suma cócteles frescos y una carta de vinos diseñada para acompañar sin complicar. Y cuando avanza la noche, el salón cambia de piel: la música sube, las luces se suavizan y todo se convierte en pista. Ideal para quienes quieren que la salida tenga una segunda parte sin planear nada más.
Dónde: Av. Costanera Rafael Obligado 6600, Costanera.

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