02/12/2025
En plena temporada de fiestas, un ingrediente típico de la mesa navideña se mete de lleno en la parrilla y revoluciona el pollo asado. La sidra, con su mezcla de dulzura y acidez, se convierte en el nuevo secreto de los asadores porteños. Un truco simple, sabroso y perfecto para sorprender.
Si hablamos de rituales argentinos, hablar del asado es hablar de identidad. La gastronomía porteña tiene miles de variantes y estilos, pero la parrilla familiar sigue siendo uno de los momentos más esperados. Entre amigos, en una peña o en un patio de barrio, siempre hay un parrillero dispuesto a mostrar un truco nuevo.
Y este año, el "as" que muchos tienen bajo la manga viene directo de la mesa navideña: la sidra. Sí, esa botella que siempre aparece en diciembre ahora se convierte en el ingrediente perfecto para realzar el sabor del pollo asado.
El pollo a la parrilla es un clásico que nunca falla. Pero cuando entra la sidra en juego, la experiencia cambia por completo:
Aporta un equilibrio entre dulzor y acidez que realza todos los sabores.
Mantiene la carne jugosa y aromática.
Ayuda a crear un dorado final irresistiblemente crujiente.
Es un truco ideal para quienes disfrutan experimentar con sabores sin perder la esencia del asado argentino.

La receta es simple y usa productos que podés tener en casa, especialmente en época de fiestas:
Cuatro pechugas o un pollo entero trozado
Una taza de sidra (dulce o semiseca)
Dos cucharadas de miel
Dos dientes de ajo picados
Tomillo seco
Romero seco
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Todo pensado para lograr una marinada que combina lo aromático, lo dulce y lo herbal.
Mezclá sidra, miel, ajo, tomillo, romero, aceite de oliva, sal y pimienta en un bol amplio. Esa combinación va a ser la responsable del sabor final: dulce, potente y súper aromático.
Colocá el pollo en un recipiente grande y cubrilo por completo con la mezcla.
Lo ideal es dejarlo en la heladera al menos una hora, pero si podés darle cuatro, mejor: los sabores se adhieren mejor y la carne queda mucho más tierna.
Calentá la parrilla a fuego medio-alto y engrasá ligeramente las rejillas para evitar que el pollo se pegue. Ese pequeño detalle hace toda la diferencia.
Poné el pollo sobre la parrilla y cocinalo de cada lado unos 25 minutos, dependiendo del grosor.
Mientras se hace, rocialo con un poco más de sidra. Podés usar una brocha o una botella con rociador. Ese toque durante la cocción lo mantiene húmedo y lleno de sabor.
Cuando el pollo ya esté casi listo, acercalo al fuego o aumentá un poco la temperatura para caramelizar los jugos de la marinada.
Queda una capa crujiente, un dorado intenso y ese aroma irresistible que anuncia que la comida está por llegar.
Retirá el pollo de la parrilla y dejalo reposar unos minutos. Ese descanso hace que los jugos se distribuyan mejor y quede perfecto al cortar.

El pollo a la sidra es una opción ideal para quienes buscan variar el menú sin salir del espíritu parrillero. No reemplaza el asado tradicional, pero suma una alternativa fresca y fácil para cualquier encuentro. En medio de la temporada de reuniones, brindis y mesas largas, este secreto se convierte en una gran forma de mostrar que la gastronomía porteña también puede reinventarse con pequeños detalles. Y aunque este plato no esté ligado a restaurantes en Buenos Aires ni a recomendaciones de dónde comer en [barrio], sí refleja algo muy porteño: el amor por cocinar, compartir y sorprender. Si querés, también puedo armar una versión más breve tipo receta para redes, con emojis y tono más dinámico.
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