Halloween con sabor a helado artesanal

Aunque Halloween no sea una tradición argentina, cada vez más locales gastronómicos se suman a la movida con propuestas originales. Este año, la heladería Pocho, ubicada en Haedo, decidió celebrar la fecha al mejor estilo "dulce o truco": regalando helados a quienes lleguen caracterizados.

"Los menores de 13 años que vengan disfrazados se llevan un helado gratis. Y los adultos que se esmeren en su disfraz... ¡también!", anunciaron desde el local en sus redes sociales, dejando en claro que la consigna es pasarla bien.

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Una idea que nació del público

Desde Pocho contaron que la propuesta surgió de la propia comunidad. "El año pasado vinieron tantos chicos disfrazados esa noche que nos pareció una linda idea regalarles un helado. Nos adaptamos a las nuevas modas", explicaron.

Esta heladería, conocida por su espíritu barrial y su estilo artesanal, suele sumarse a celebraciones especiales durante el año: desde productos temáticos en fechas patrias hasta regalos sorpresa en el Día del Niño. En esta ocasión, el objetivo es simplemente contagiar alegría y sumar una experiencia distinta a la rutina de fin de semana.

Dónde y cuándo disfrutar del truco (o del dulce)

La promoción de Halloween será válida solo el viernes 31 de octubre, entre las 18 y las 21 horas. El local está ubicado en Fasola 901, Haedo, en la zona oeste de Buenos Aires, y abrirá con su horario habitual:

• Domingos a viernes: de 11 a 00.30 h

• Sábados: de 11 a 01 h

Así que si vivís por la zona o querés aprovechar una escapada familiar, podés acercarte con tus hijos -o tu mejor disfraz- y disfrutar de un helado artesanal sin cargo.

Una propuesta dulce dentro de la gastronomía porteña

En medio de tantas propuestas gastronómicas y nuevos restaurantes en Buenos Aires, Pocho apuesta por una idea sencilla pero efectiva: premiar la creatividad y mantener vivo el espíritu lúdico de Halloween.

Con este tipo de acciones, la heladería se gana un lugar especial dentro de la escena de la gastronomía porteña y demuestra que las tradiciones pueden reinventarse con sabor local. Porque si hay algo que los argentinos saben hacer, es sumar un toque de dulzura -y helado- a cualquier celebración.