Si hay algo que define a Buenos Aires son sus bodegones, y en Devoto se esconde uno que cumple con las tres B mágicas: bueno, bonito y barato. Estamos hablando del comedor del Club Deportivo Félix Marino, en Habana 4568, un lugar donde las porciones son gigantes, los sabores caseros y los precios, un verdadero alivio para el bolsillo.

El ambiente es el clásico de club de barrio: mesas largas, paredes cargadas de historia, mozos que conocen a los parroquianos por su nombre y una calidez que hace sentir a cualquiera como en casa. Al ingresar, la panera sorprende: no solo trae pan fresco, sino también galletas de queso que anticipan lo que viene.

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Platos que enamoran (y llenan)

Las entradas marcan la pauta: rabas crocantes ($17.500), tortilla esponjosa ($9.000), buñuelos irresistibles ($9.000) y berenjenas a la parmesana ($14.500). Pero la verdadera estrella es la milanesa a la napolitana XXL ($23.000), un plato que cubre la fuente entera y se lleva todas las miradas. El pastel de papa, de sabor reconfortante, remite a los almuerzos familiares de la infancia, mientras que las pastas caseras ($12.500) sorprenden con opciones clásicas y modernas. Para los carnívoros, la carne al horno ($21.500) es un mimo al paladar.

Y como buen bodegón, no pueden faltar los postres emblemáticos: el flan con dulce de leche y el infaltable vigilante (queso fresco con dulce de batata), que cierran la comida con un broche bien argentino.

Descuentos que suman ganas de volver

El bodegón abre al mediodía y por la noche, y ofrece descuentos muy atractivos: 10% en efectivo para almuerzos, 30% en cenas de domingo a miércoles y 20% de jueves a sábado, también pagando en efectivo. Un verdadero festín sin culpa.

La experiencia: entre amigos, risas y platos abundantes

Comer en el Club Deportivo Félix Marino es volver a las raíces. Las mesas compartidas, el aroma a comida casera, el bullicio alegre de los comensales y la atención cercana de los mozos crean un clima entrañable. Ideal para juntadas con amigos, festejos familiares o simplemente para darse un gusto porteño auténtico.