30/04/2025
El pollo a la parrilla es uno de esos clásicos que nunca falla en la gastronomía argentina. Pero detrás de su aparente simpleza, hay técnica, tradición y mucha pasión. En esta nota te revelamos los secretos mejor guardados de los expertos parrilleros y te contamos cómo vivir una experiencia bien porteña, ya sea cocinando vos mismo o descubriendo parrillas imperdibles en Buenos Aires.
Puede que el ojo de bife o el vacío se lleven todas las miradas en las parrillas porteñas, pero hay un clásico que nunca pasa de moda: el pollo a la parrilla. Jugoso, con piel crocante y bien sazonado, es una opción rendidora, sabrosa y cada vez más valorada por quienes buscan sabores tradicionales sin resignar textura ni intensidad.
Lo que quizás no todos saben es que hacer un buen pollo a la parrilla tiene sus trucos, y aplicarlos puede transformar un plato simple en una verdadera experiencia gastronómica. Y si estás de paso por Buenos Aires, o sos de los que buscan redescubrir lo local, este clásico merece un lugar en tu recorrido.
1. La marinada, el alma del sabor
Antes de que el pollo toque la parrilla, necesita tiempo. Marinarlo con jugo de limón o vinagre, aceite y hierbas frescas (como romero, tomillo o laurel) al menos un par de horas -idealmente toda la noche- es la clave para que la carne gane ternura y profundidad de sabor.
2. Manteca bajo la piel, crocante por fuera y jugoso por dentro
Separar suavemente la piel y colocar trocitos de manteca o un chorrito de aceite logra un resultado espectacular: carne hidratada y piel dorada, bien crocante, sin secarse en la cocción.
3. Fuego moderado, paciencia total
Acá no hay lugar para apurarse. Un fuego estable y moderado permite una cocción pareja, manteniendo los jugos en el interior y sin quemar el exterior. Idealmente, el pollo va entero o en mitades, con el hueso hacia abajo primero.
4. El toque final: brillo, frescura y guarniciones
Unas gotas de limón, un glaseado suave de miel y mostaza o una pincelada de chimichurri justo antes de servir elevan el plato. ¿Y para acompañar? Vegetales asados y un toque de perejil fresco hacen toda la diferencia.
Si bien es un plato que podés preparar en casa (ideal si alquilás un Airbnb con parrilla), también hay lugares donde lo hacen a la perfección:
Parrilla El Pobre Luis (Belgrano): Tradición uruguaya con el fuego como protagonista. El pollo deshuesado a las brasas es uno de los favoritos.
La Cabrera (Palermo): Clásico turístico con platos abundantes. El pollo marinado con especias y limón es una joya escondida del menú.
Don Julio (Palermo): Sí, es famoso por sus cortes de carne, pero el pollo también tiene su lugar: cocido a fuego lento y servido con vegetales de estación.
Si querés preparar tu propio pollo a la parrilla durante tu visita, pasá por una carnicería de barrio (¡hay muchas en Palermo, San Telmo o Caballito!) y pedí un pollo entero fresco. Comprá algunas verduras en el mercado, conseguí una botella de aceite de oliva y unas ramitas de romero, ¡y listo! Una experiencia bien porteña, para vivir como un local más.
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